Por Leandro Pauletti. Desde que perdió el gobierno de Salto (algo que la soberbia le impidió avizorar ni siquiera como una posibilidad), el Frente Amplio local ha tenido severas dificultades para reubicarse en el escenario político salteño.
En lo que va del período estuvo casi siempre en falsa escuadra, exhibiendo problemas internos, la mayoría de las veces en la chiquita, y sin saber cómo pararse frente al gobierno de Germán Coutinho. Sus ediles, a tono con ese panorama, han realizado planteos insólitos, exhibiendo falta de tino y de sentido de la oportunidad. Lo último que se escuchó esta semana fue la intención de promover un juicio político al intendente, la segunda amenaza en tal sentido que realiza el FA en medio de su desconcierto.
La idea promovida -entre otros- por la nueva estrella de su bancada, el veterano Paulino Delsa, un político de tan vasta como insignificante trayectoria, pese a disfrutar de múltiples oportunidades y regalías que muchos desearían tener en su carrera política, parece haber perdido fuerza apenas alguien llamó a Montevideo. Todo parece indicar que concluirá en una simple cortina de humo, como resultado de la desesperación por generar un hecho político, lo que por su mera actuación parece resultarle imposible al FA salteño.
El juicio político a un intendente es fácil de promover (solo se necesita 1/3 de la Junta, es decir 11 votos), pero imposible de que llegue ni siquiera a ser considerado en la comisión respectiva del Senado. “Violación de la Constitución u otros delitos graves” es lo que prevé la Carta Magna para poner en marcha este mecanismo. Pero suponiendo que Coutinho haya incurrido en alguna de esas conductas (lo que a todas luces es absurdo suponer), en el Senado se necesitan 2/3 para destituirlo, es decir la voluntad de 21 senadores.
El FA, suponiendo que toda su bancada del Senado se presta a esta ridiculez, solo podría alcanzar 16 votos. Todo dicho. ¿Volverá el Frente Amplio de Salto a amenazar con un juicio político a Coutinho el año que viene? Quizás lo haga para no perder el promedio de uno por año o quizás porque la capacidad de hacer el ridículo no está agotada.
Fuente: 10Minutos
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